Control Oftalmológico
El síndrome del ojo seco es una alteración producida en la superficie de la córnea y la conjuntiva por carencia de lágrima. También se puede producir porque ésta sea de mala calidad. La principal consecuencia es que la superficie del ojo adolece de la lubricación óptima, lo que ocasiona molestias, problemas visuales y lesiones.
La principal causa de este síndrome es que la glándula lagrimal no segrega la cantidad óptima de lágrima para mantener el ojo lubricado correctamente. Las causas de esta anomalía son múltiples y complejas.
El síndrome del ojo seco se manifiesta de múltiples formas. Provoca escozor, irritación, enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño dentro del ojo, sensación de arenilla en la superficie ocular y pesadez y fatiga de párpados. Aunque pueda parecer extraño, el lagrimeo excesivo es consecuencia de una insuficiente lubricación ocular. A pesar de que suena contradictorio, el organismo se protege inundando el ojo con lágrimas, eso sí, de baja calidad, que en último caso no aportan los nutrientes y sustancias protectoras necesarias.
Desde Hospital Clínica Ochoa recomendamos la realización de controles oftalmológicos periódicos ya que este síndrome puede acarrear graves consecuencias al ojo como úlceras de córnea, queratitis, cicatrices o pérdida de visión irreversible. Como en casi todos los campos de la medicina, la detección y el tratamiento precoz son vitales para la mejora y prevención del daño ocular.
Existen algunas acciones útiles para tratar de paliar la sequedad ocular ocasionada por causas ambientales. Evitar la sequedad ambiental usando humificadores, evitar la playa y el campo en días de viento, el humo del tabaco, forzar un parpadeo algo superior al normal, no orientar ventiladores hacia la cara, usar gafas de sol en exteriores, etc.
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